En traducción literal, Design Thinking es una forma de “pensar proyectos” y se refiere a una metodología de elaboración de respuestas o soluciones a preguntas o problemas complejos. Muy utilizado en la industria, especialmente en el sector de la innovación tecnológica y por empresas que buscan dar respuesta a las diversas necesidades de sus clientes, el Design Thinking se ha popularizado como una forma de pensar y actuar ante desafíos complejos.
Cada vez más, los principios y prácticas del Design Thinking ocupan espacio en la educación, en línea con varias de las metodologías activas de aprendizaje, como Aprendizaje Basado en Proyectos y Aprendizaje Basado en Problemas, asumiendo como elementos-proceso clave la transdisciplinariedad, el protagonismo y la colaboración del alumno.
Design Thinking: Historia y aplicabilidad
Como presenta la Fundação para o Design Interativo (o Interaction Design Foundation), es imposible especificar exactamente quién creó o estructuró la metodología Design Thinking, ya que fue desarrollada a lo largo del tiempo y por muchas manos, en una fructífera colaboración entre varias áreas de conocimiento. Todavía en la década de 1960, el profesor e investigador alemán Horst Rittel escribió y habló extensamente sobre el tema de la resolución de problemas a través del diseño (o proyecto), acuñando el término “problemas perversos” para referirse a problemas complejos que requerirían múltiples formas de pensar al igual que distintos y variados conocimientos y habilidades.
Al científico y ganador del Premio Nobel Herbert A. Simon también se le atribuye un conjunto de fundamentos teóricos publicados a lo largo de la década de 1970 que influyeron fuertemente en el Design Thinking, incluida la idea de la creación rápida de prototipos y las pruebas de observación. La década de 1980, a su vez, estuvo marcada por aportes que fortalecieron las bases teóricas y el funcionamiento de la idea de pensar problemas complejos desde el punto de vista del diseño. En este recorrido, el diseño migró del ámbito académico a la industria, como una forma de favorecer la innovación tecnológica. Las empresas comenzaron a sistematizar el Design Thinking, separándolo en etapas, procesos y herramientas que fortalecieron el trabajo y la relación con sus propios clientes.
David Kelley, profesor e investigador de la Universidad de Stanford, en California, retomó entonces el tema de la Academia, fundando el Instituto de Diseño Hasso Plattner (d.school), que hizo del Design Thinking la base estructurante del plan de estudios, apoyando en gran medida su popularización más allá de las empresas y la industria e influenciando escuelas y metodologías de enseñanza y aprendizaje, para diferentes niveles educativos en todo el mundo.