En una comunidad del Estado de Nueva Esparta en Venezuela, con el objetivo de mejorar la seguridad en los hogares, un grupo de cuatro alumnos y la profesora mediadora Leonor Jiménez lograron construir un dispositivo portátil que alerta con son, luces y notificaciones en el teléfono cuando hay fuga de gas. El proyecto, titulado Gas Alert, fue uno de los finalistas de la 10ª edición de Solve for Tomorrow – América Central y región del Caribe, que reúne a 11 países: República Dominicana, Costa Rica, Panamá, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Ecuador, Venezuela, Belice y Barbados.
Por ser incoloro e inodoro, el Gas Licuado de Petróleo (GLP) puede representar un gran peligro. Compuesto de butano y propano, ese gas es utilizado por gran parte de la población latinoamericana para varias utilidades, como cocinar. Pero la fuga de gas puede generar fuego, asfixia o una explosión capaz de destruir casas, edificios y causar accidentes mortales. Por ese motivo, el estudiante Gabriel Rodríguez pensó en crear un mecanismo de prevención y reunió a colegas de clase y la profesora Jiménez para ponerlo en práctica. “Hay una comunidad cerca de donde vivimos en la que ya habían ocurrido tres siniestros [accidentes] por fuga de gas y en uno, un estudiante del quinto año de otra escuela falleció. Eso los conmovió por ser del mismo grado que Gabriel y sus colegas”, recuerda la maestra.
En el grupo de Gas Alert, todos los estudiantes están en el quinto año de la educación media general, el último de la escolarización obligatoria de Venezuela y tienen 15 y 16 años. La profesora, que enseña Química, ya se había inscrito en 2022 para Solve for Tomorrow, con un proyecto de electricidad, junto a Gabriel y otros dos alumnos, Jonny y Antonio. En 2023, se dedicaron a intentar nuevamente, ahora con este nuevo enfoque e invitaron a Yarielys. Nadie en el equipo tenía conocimiento técnico necesario para hacer el detector, pero eso no los desmotivó. “Con pura investigación en Internet, hemos aprendido cómo funciona cada pieza necesaria”, dijo.
Después de la elección del tema de fuga de gas, los alumnos empezaron a investigar más, visualizaron datos de donde hubo siniestros recientemente, cuántos, cuándo y cuáles fueron las razones. “También hicieron entrevistas a ingenieros y cada uno de ellos buscó información y así se llegó a aunar la idea”, explica la maestra. La participación de la familia también fue fundamental, ya que la madre de un alumno los presentó a ingenieros, que fueron una importante fuente de consulta durante todo el proyecto.
Ya sabían que el dispositivo debería tener alertas sonoros y visuales. Así que descubrieron los tipos ideales de sensores y luces para esto y entendieron que necesitaban una antena inalámbrica y buzzer para los sonidos. Aún aprendieron cómo utilizar el Arduino Nano, que es una placa de prototipado electrónico de código abierto, y que fue el sistema elegido para procesar las informaciones, activar las alertas y mandar notificaciones. Todo eso integrado a un Protoboard, que es una placa de pruebas que sirve de prototipo de un dispositivo electrónico, o como la profesora resume, es como el cerebro.
Los alumnos empezaron a investigar por otro lado y vieron que había otra pantalla que también podría funcionar con este Protoboard. Ahí ya los ánimos cambiaron, señala la profesora, reforzando el mensaje de que hay que continuar buscando respuestas dentro de un proyecto como este.
Atención a los detalles
Otro de los cambios hechos a lo largo del proyecto fueron los colores de las luces del dispositivo. Al inicio se pensaba en verde, amarillo y rojo, como en un semáforo. Pero al final se eligió azul, amarillo y rojo, como en la bandera de Venezuela. Ahora, cuándo el sensor detecta presencia de gas se activan alertas. Cuando está con la luz azul, indica estado normal, ya la luz amarilla informa que es un estado preventivo y las luces rojas significan estado de alerta. Además de los alertas visuales, están los sonidos que se intensifican de acuerdo con la gravedad de la fuga de gas.
Para expandir la eficacia del dispositivo el equipo llegó a la conclusión de que sería interesante tener notificaciones en el teléfono. Porque, por ejemplo, si el detector está en la cocina y la persona está lejos no podría ver las luces o escuchar los sonidos. Así que se creó una aplicación que notifica todas las alertas e informa cómo está la concentración de gas donde está el dispositivo.
Después de muchas pruebas, el grupo logró crear un dispositivo relativamente fácil de montar y muy útil para la población. Solo crearon un prototipo, pero es posible reproducirlo incluso comercialmente si hay interés. Lo ideal es que se ponga el detector en los locales donde se utiliza gas, como en las cocinas.
Protagonismo juvenil
El principal éxito para la maestra fue ver el crecimiento de los estudiantes. “Yo no tenía que dar todas las orientaciones, eran ellos mismos los que tenían las ideas, hacían las pruebas e investigaban hasta al resultado final”, destaca. “Se puede decir que son otros chicos entre el antes y el después del programa Solve for Tomorrow. Esa experiencia los motivó y tenemos la intención de reunirnos para empezar a planificar nuestra próxima participación, de 2024”, afirma Jiménez.