De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es el principal riesgo ambiental para la salud pública en las Américas. La exposición a altos niveles de este tipo de polución aumenta el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer de pulmón. Por eso, es importante saber cómo está la calidad del aire por donde pasamos. Esto fue lo que pensó el equipo de cuatro alumnos dirigidos por el profesor Pablo Hernandez cuando crearon la plataforma CitySensor. El proyecto es de la Escuela Técnica Nº 36, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Argentina) y fue ganador de la 10° edición de Solve for Tomorrow (Argentina, Uruguay y Paraguay).
Los alumnos tienen entre 17 y 19 años y están en el último año de la escuela técnica de Informática/Computación (también último año de escolarización obligatoria). La Educación Técnica en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires consta de un Primer Ciclo de la Modalidad Técnico Profesional con una duración de dos años, común a todas las especialidades, y un Segundo Ciclo de especialidades con una duración de cuatro años.
El maestro tiene décadas de experiencia con tecnología y desarrolla otros proyectos en la escuela de innovación y medio ambiente.
Tengo una convicción personal de que la tecnología se va a encargar de reparar el planeta”, declara Hernandez.
El profesor llevó la inquietud al aula y juntos empezaron a pensar en el formato de la plataforma y a planificar cómo podrían monitorear los datos en la ciudad. La elección del equipo de trabajar con el aire se debió a alarmantes estadísticas. Por ejemplo, 15 mil argentinos fallecen anualmente debido a enfermedades provocadas por la mala calidad del aire, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Plataforma disponible a todos
Ellos planearon la creación de una página web con un mapa en tiempo real, de Buenos Aires, dividida por barrios. Cada uno de los alumnos fue encargado de una tarea específica y el profesor actuó como mediador. David estuvo en la producción, Noah hizo el diseño 3D, Tomás fue el desarrollador de Arduino y de Hardware y Facundo fue el Full-Stack Developer, es decir, la persona que desarrolla software (tanto por la parte que corre en el lado del servidor, así como en la interfaz con el usuario). “Yo busco tener un rol más de tutor ya que son alumnos que están egresando y tienen conocimientos avanzados. Los que se tienen que adueñar y trabajar en el proyecto son ellos”, cree Hernandez.
El resultado fue un prototipo de sitio web gratuito intuitivo y fácil de navegar. No se necesitan conocimientos técnicos para entender el mapa – la idea es que cualquiera pueda hacerlo. Con un clic en cada uno de los barrios, es posible observar distintos parámetros. Los colores indican qué tan crítica es la calidad del aire en una zona específica. Además, la plataforma explica al usuario qué efectos produce esa contaminación, cuáles son los riesgos y niveles de contaminación y cómo se debe actuar en cada caso.
Estaciones propias y mil veces más baratas
La ambición del proyecto no se limitaba a sistematizar los datos en línea. De hecho, ese es sólo el resultado final. CitySensor lleva trabajando desde la creación de algunas estaciones, que han sido instaladas por la ciudad, luego se conectaron a la red y finalmente se pusieron a disposición en el sitio web.
La propuesta de crear estaciones propias no es inédita, pero por lo general hacer esto es muy costoso. CitySensor ha conseguido descubrir alternativas mucho más viables. Según Hernandez, el equipo trabajó junto con investigadores de la Universidad de Buenos Aires, que están desarrollando hace cerca de 10 años un proyecto similar para poder medir la calidad del aire. Ellos tienen tres sensores funcionales, pero no habían logrado superar el coste de producción de las estaciones. Con mucha investigación de todo el equipo, CitySensor logró desarrollar dispositivos literalmente mil veces más baratas que las habituales. “Nuestras estaciones meteorológicas cuestan entre 20 y 30 dólares. Las otras cuestan entre 20 y 30 mil dólares”, informa.
Con la ayuda de los investigadores de la universidad y de otros profesores de electrónica de la escuela, fueron capaces de llegar a una combinación exitosa: las estaciones pueden ser hechas en una impresora 3D, usando plástico que sea resistente a la intemperie. “Y adicionalmente a eso, los componentes de la misma son mucho más económicos que similares al de otras estaciones que se intentaron fabricar comercialmente”, detalla.
Después de resuelta la cuestión de los costos, surgieron otros retos. Como no era posible instalar las estaciones en lugares públicos, el equipo debió instalarlas a mayor altura, en tejados, por ejemplo, cuando lo ideal sería que estuvieran a la altura media a la que respira la gente.
El grupo tenía aún que descubrir cómo conectar todos los sensores a la base de datos disponible en la plataforma. “Nosotros veníamos trabajando y teniendo muchos problemas, algunos sensores reportaban mal, otros reportaban a destiempo, otras veces no se veían bien los gráficos”, dice.
Vender la idea es clave para el crecimiento
A lo largo del desafío, el equipo creció de múltiples formas. Más allá de las habilidades técnicas (desarrollo web, utilización de sensor y diseño 3D), aprendió técnicas de gestión y presentación que les permiten soñar más claramente con el futuro. “Por supuesto que podemos dar una charla de comunicación efectiva a los alumnos, pero nunca al nivel que lograron debido a la mentoria del Solve for Tomorrow”, destaca Hernandez.
El profesor pone de relieve que los alumnos aprendieron la gestión de proyectos, el trabajo en equipo y la comunicación de las ideas, gracias a los talleres virtuales y mentorías. “Parecían ‘peces en el agua’, o sea, hicieron una presentación muy buena ante el jurado”, dice, orgulloso.
La expansión es el próximo objetivo
Ahora, el proyecto planea buscar financiamiento para llevar CitySensor a gran escala y poder instalar las estaciones en los lugares más recomendables para la captación de datos. Quizá cubrir otras ciudades y regiones y empezar a medir la calidad del agua, además del aire. “Nosotros tenemos una plataforma desarrollada totalmente funcional para que le podamos agregar en forma casi instantánea nuevos sensores para poder medir la calidad del agua tal vez en lugares estratégicos de la ciudad”, anhela.