Un dispositivo de dos piezas detecta obstáculos y previene lesiones en personas invidentes o con problemas de visión. Esta fue la idea principal que convirtió a SMARTZ en el ganador de la décima edición de Solve for Tomorrow – Región Centroamérica y el Caribe, que reúne a 11 países: Barbados, Belice , Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Venezuela. El proyecto fue creado por cuatro adolescentes y un profesor mediador de Belice, un pequeño país de Centroamérica con una población de unas 400 mil personas.
El dispositivo utiliza inteligencia robótica para detectar obstáculos a una distancia de tres a cinco pies (o de 0,9 a 1,5 metros) de distancia y enviarlos mediante estimulación vibratoria para alertar del peligro que se avecina: el Smart Stick, enfocado en obstáculos al nivel de la cintura, y el Smart Glass, a la altura de la cabeza o del rostro.
Todo empezó con un ejercicio de empatía que en realidad se desarrolló de forma natural. El grupo notó que una estudiante con discapacidad visual en la escuela tenía que enfrentarse a diferentes desafíos relacionados con la movilidad. “Decidimos hacer una lluvia de ideas para pensar en algo que pudiéramos crear para ayudar realmente a esta alumna. Fue entonces cuando se nos ocurrió por primera vez el Smart Stick”, dice Abraham Flowers, el profesor responsable del proyecto.
Después de investigar, el equipo descubrió que había dos traumas fundamentales que suelen ocurrir en una persona con discapacidad visual: los golpes y las caídas. “Entonces decidimos hacer también el Smart Glass, para proteger la cabeza y la cara”, recuerda.
Las participantes, son cuatro niñas de secundaria, de 14 a 16 años de Pallotti High School (PHS); una escuela secundaria católica que ofrece a sus estudiantes una amplia gama de oportunidades de aprendizaje en lo académico, atlético, artes escénicas y actividades extracurriculares. Es un colegio público-privado sólo para niñas.
El equipo fue seleccionado por Flowers en base a su dedicación y participación en clase. Dado que el año escolar en Belice comienza en agosto, las estudiantes comenzaron el proyecto en un grado, pero en la Ceremonia Solve for Tomorrow ya estaban en el siguiente grado.
Combinando salud y tecnología, SMARTZ es un ejemplo del trabajo que Flowers está haciendo en Pallotti High School. Es médico y educador, pero también ha actuado en otras áreas, como la robótica. Fundó el Club de Robótica PHS (Rotec) allá por 2022, donde las estudiantes pueden participar en proyectos que combinan STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y salud.
Esa reacción inesperada les hizo preguntarse qué pasaba, por lo que volvieron a montar el robot, pero no solucionaron el problema y lo dejaron a un lado. Cuando se repite un incidente con el mismo tipo de cable, se dan cuenta de que estaban usando cable corroído en todos los dispositivos. “El problema se debía a la mala calidad de los cables. Tuvimos que cambiar todos los cables y luego, cuando lo encendimos, Tim finalmente funcionaba. ¡Fue eureka! Descubrimos que el elemento más simple de la robótica puede ser fundamental”, concluye el profesor.
Hacer la lista de elementos
Al principio, el equipo no tenía la mayoría de los materiales disponibles en la escuela, desde los cables adaptadores hasta el sensor ultrasónico que se utilizó para detectar los obstáculos. “En un momento tuvimos que utilizar lo que nos rodeaba”, subraya. Por ejemplo, al principio la idea era trabajar con un palo de aluminio, pero lo sustituyeron por un tubo de PVC pintado en negro, que se utiliza en los sistemas de agua de las casas.
Las piezas que había que comprar se obtuvieron con el esfuerzo de los padres y aporte del personal; otras se compraron por internet y tardaron mucho en llegar. “Mientras tanto, estábamos trabajando en la codificación. Cuando llegaron todos los materiales necesarios, simplemente ensamblamos todo”, cuenta Flowers. Dice que formar parte de Solve for Tomorrow era importante en ese momento: “Para nosotros fue como un trampolín para saltar más alto y llegar más lejos. Obtuvimos más publicidad, lo que nos permitió conseguir financiación”.
Cuando la primera versión de SMARTZ estuvo lista, la probaron con la del colegio. “Para nuestra alegría, funcionó; tenía al menos un 80% de eficiencia. Recogimos todos los comentarios y resultados y nos alegró ver que no era pesado, no provocaba electroshocks y no era dañino”, informa el profesor.
El dispositivo se puede producir a mayor escala
Se puede hacer otra muestra de SMARTZ en unas horas, si todos los materiales están disponibles. Por lo tanto, puede hacerse en mayor escala y replicarse en otras escuelas u otros lugares del mundo. “Esperamos comenzar una replicación masiva de estos dispositivos en el futuro. Los prototipos que presentamos eran sólo para adolescentes, pero se pueden ajustar a todas las edades; desde bebés hasta ancianos”, afirma Flowers.
Ya están pensando en los siguientes pasos, buscando más apoyo financiero para producir de cinco a diez réplicas para realizar una prueba más amplia y tener comentarios acumulativos de más personas, de diferentes orígenes.
El profesor también evalúa que la experiencia Solve for Tomorrow contribuyó mucho al espíritu de liderazgo y desarrollo de responsabilidad, debido a la visibilidad que tuvieron al presentar el proyecto ante un jurado y ganar un concurso en varios países. “Cuando estábamos en Panamá recibiendo el premio, las estudiantes todavía no podían creer que estaban viviendo el sueño. Y les dije que esto es lo que pasa cuando te dedicas a hacer un cambio”, dice.
Esta experiencia les mostró que la tecnología tiene una amplia era de desarrollo y ellos podrían ser parte de ella. Eso es muy importante para que las estudiantes de su edad puedan ver que son capaces de alcanzar estrellas, cree Flowers.