Mucho más que realizar exámenes para pasar de grado, la escuela puede ser un centro de creación a favor de la sociedad. Una de las formas de fomentarlo es estimulando el desarrollo de proyectos STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) orientados a la inclusión social. Esto es lo que hizo el equipo del proyecto “Focus”, que creó una tecnología asistida, cuyo objetivo es promover una mejor calidad de vida para las personas con discapacidad. La innovación es una especie de smartwatch para ayudar a las personas con baja o nula visión a desplazarse con mayor seguridad y facilidad.
El dispositivo ayuda al usuario a encontrar una ubicación específica y a evitar obstáculos mediante comandos de voz. El proyecto ganó la votación popular en Solve for Tomorrow Bolivia 2024 y se implementó en Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más poblada del país. Formaron parte del equipo cinco estudiantes del cuarto año de secundaria, el antepenúltimo de la escolarización obligatoria. El mediador fue Juan Juaniquina, profesor de Matemáticas y quien ya fuera profesor de ellos en años anteriores – por eso los jóvenes lo buscaron a la hora de prepararse para Solve for Tomorrow.
La Unidad Educativa a la que pertenecen, de la Unión Fe y Alegría, está dedicada a instruir a los estudiantes con conocimientos científicos aliados a los valores humanos, con el objetivo de formar personas capaces de entender e interpretar la sociedad actual. Acostumbrados con este tipo de temáticas, cuando decidieron hacer un proyecto para Solve for Tomorrow, el equipo pensó en diseñar un dispositivo enfocado en las personas con deficiencia visual.
En el primer paso, en la etapa de Empatía de la ruta de proyectos, analizaron los pros y los contras de la idea de tecnología asistida. “Todos nosotros ya tuvimos contacto con personas con deficiencia visual en nuestra vida; sean familiares, amigos o tal vez vecinos. Entonces, contábamos experiencias que teníamos y a mí mismo me ha tocado vivir con una persona ciega, así que observé las limitaciones que tenía en el día a día”, relata el profesor.
Pero sólo sus miradas desde afuera no eran suficiente. Así que acudieron a una institución en la ciudad que trabaja con este público para profundizar sus conocimientos. En la conversación, reflexionaron sobre las diferentes formas en las que una persona queda en esta condición, sea hereditaria o por algún tipo de accidente, y también acerca de la variedad de niveles de pérdida que existen. “Creo que lo que más nos ha impactado fueron las experiencias súbitas de pérdidas de visión, ellos contaron cómo sentían que iban perdiendo sus libertades y que no querrían ser una carga para sus familias”, recuerda el maestro.
Incluso descubrieron que existen dispositivos de tecnología asistida que ayudan a tener más independencia al movilizarse, pero que en Bolivia no eran accesibles y al mismo tiempo en la realidad local, el planeamiento urbano no siempre era pensado para la inclusión social, con calles desniveladas y poca señalización de piso táctil, por ejemplo.
La conversación con las personas con discapacidad visual fue esencial. Poco a poco pensábamos juntos en las opciones que podrían funcionar o no, complementa Juaniquina.
Retos en la creación de la tecnología asistida
Al final, el prototipo fue diseñado para garantizar una buena experiencia del usuario. Un reloj es más práctico y se fija al cuerpo, es seguro de no perderse o ser robado. Tiene cuatro botones analógicos: dos para regular el volumen, uno para activar el comando de voz y uno más para compartir la ubicación con otras personas por una cuestión de seguridad. Los botones contienen inscripciones en Braille, para que el usuario pueda tocar y comprender mejor los comandos.
Una profesora de Braille de la institución aliada brindó apoyo con las inscripciones y trajo sugerencias que hicieron la diferencia: como cambiar las letras por los símbolos ya conocidos de micrófono. La mentoría de Samsung, a su vez, enseñó más sobre Ingeniería y prestó auxilio para elegir los materiales necesarios para el proyecto. El equipo incluso buscó información con expertos de programación para perfeccionar la parte técnica. Pero para el prototipo, no lograron encontrar los componentes electrónicos en su localidad y el dispositivo quedó sólo con la propuesta analógica.
La parte del sistema, por otro lado, fue hecha y testeada en el software, el programa que ejecuta las funciones de “Focus”. Hicieron una aplicación gratuita llamada App Inventor, intuitiva y sencilla de manejar. Una próxima fase para hacer el prototipo completo sería conectar placas de prototipado Arduino, sensores y el módulo GPS en el reloj para conectar al software creado.

Presentando el proyecto al mundo
Los estudiantes utilizaron las redes sociales activamente en el curso del proyecto. Primeramente para compartir informaciones útiles y de concientización sobre la inclusión de personas con discapacidad visual. Después, hicieron una campaña de movilización virtual y presencialmente, con la cual lograron ganar el voto popular de Solve for Tomorrow en el país. El grupo comentó con todos los que conocían sobre la votación, fueron de clase a clase en el colegio solicitando el apoyo y tuvieron ayuda de la institución asociada
Toda la experiencia despertó las habilidades blandas de los estudiantes, como la comunicación en público y la organización administrativa del equipo. “Ninguno se esperaba estar algún día en un programa como este, tratando de programar. El colegio no nos da programación; fue algo nuevo. Fuimos descubriendo juntos y percibiendo que para funcionar bien necesitamos de mucha paciencia y atención a cada paso”, añade Juaniquina.