Promover la inclusión de personas con discapacidad va más allá de incluir el tema en la currícula escolar. Es un proceso que implica escucha, empatía, creatividad y colaboración. Ya sea en zonas rurales o urbanas, en cualquier parte del mundo, la comunidad educativa puede contribuir a identificar problemas reales y generar soluciones concretas, tanto para sus pares con discapacidad como para otras personas que enfrentan desafíos similares.
Fomentar una educación inclusiva significa construir un entorno escolar que respete las diferencias y brinde el apoyo necesario para que cada estudiante pueda desarrollarse a su propio ritmo y según su potencial. Una manera de promover este pensamiento es a través del Aprendizaje Basado en Proyectos, especialmente cuando se articula con el enfoque STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Con estas metodologías, los estudiantes asumen el protagonismo y el docente facilita el desarrollo de habilidades blandas y cognitivas, como el trabajo en equipo y el pensamiento crítico.
Cuando los jóvenes se enfrentan al reto de resolver problemas reales, desarrollan un sentido de propósito que va más allá de las calificaciones. Para lograrlo, el primer paso es que los educadores inviten al grupo a reflexionar: ¿Conoces a alguien con discapacidad? ¿Qué barreras enfrenta? ¿Qué necesidades existen en tu comunidad que podrían ser transformadas para facilitar su vida? Luego, se propone una lluvia de ideas para imaginar soluciones con recursos accesibles y métodos alineados a su contexto.
A continuación, te presentamos cinco proyectos en los que diferentes equipos identificaron desafíos en su entorno y desarrollaron soluciones concretas para reducir barreras para personas con movilidad reducida o discapacidades diversas, como auditiva, cognitiva, visual o física.
1. La innovación puede ser una tecnología de bajo costo
La solución no siempre debe partir de cero. Los estudiantes pueden crear alternativas más sostenibles y económicas que productos existentes en el mercado, facilitando la inclusión de personas con discapacidad. Este fue el caso de “Neolimb”, un proyecto de Paraguay finalista del programa Solve for Tomorrow en 2023.
El equipo desarrolló una prótesis de mano impresa en 3D. El prototipo costó diez veces menos que las opciones más viables disponibles en el país. Además, el proyecto se destaca por su intención de ser de código abierto, permitiendo que cualquiera pueda inspeccionar, modificar y mejorar el diseño.
2. Usa la tecnología para superar desafíos de inclusión en las ciudades
Al observar las carencias de accesibilidad en las calles de Bucaramanga, Colombia, y las dificultades de movilidad enfrentadas por personas con discapacidad visual, un grupo de jóvenes creó “Eye Buzzer”, uno de los proyectos destacados de Solve for Tomorrow en 2023.
El equipo notó la ausencia de señalización táctil adecuada, veredas irregulares y la falta de dispositivos de apoyo. Diseñaron entonces una gorra equipada con sensores ultrasónicos que detectan obstáculos en el camino del usuario. Al identificar un objeto, el dispositivo emite una alerta sonora para que la persona pueda cambiar de ruta de forma segura. El prototipo es liviano, portátil y fácil de usar, pensado como una alternativa accesible frente a tecnologías más costosas y complejas.
3. Mira dentro de la escuela
A veces no es necesario buscar lejos para encontrar el público objetivo de un proyecto STEM. En “Seekers of Silence”, estudiantes de Chile descubrieron que el exceso de ruido en el aula y en espacios comunes afectaba el bienestar y aprendizaje de estudiantes con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Por eso, desarrollaron un dispositivo que monitorea la contaminación acústica.
El prototipo utiliza luces LED con un sistema tipo semáforo que representa los decibeles captados (unidad de medida de la intensidad del sonido). Cuando la luz es roja, significa que se superó el límite de 40 dB. Entonces, una app notifica a los adultos responsables, para que puedan actuar y reducir el nivel de ruido, que varía según el grupo. El dispositivo también resulta útil para personas con déficit de atención u otras condiciones sensibles al sonido. Fue ganador de Solve for Tomorrow Chile, en 2023.
4. La solución también puede estar en una escala reducida
No siempre lo más grande es lo más eficaz. Las soluciones a pequeña escala y personalizables pueden generar un gran impacto. Este fue el caso de “Innova”, proyecto finalista en Argentina en 2023 dentro de Solve for Tomorrow. Preocupadas por la falta de recursos adecuados para estudiantes con discapacidad visual, cuatro jóvenes desarrollaron un teclado Braille impreso en 3D, práctico, accesible y ajustado a las necesidades específicas de cada usuario.
El proyecto se destaca por su propuesta adaptable de inclusión social: el teclado fue diseñado de manera modular, permitiendo ajustar tamaño, espaciado y funcionalidades, según la edad o nivel de familiaridad del usuario con el sistema Braille. Esta flexibilidad lo convierte en un recurso más inclusivo y útil en distintos contextos educativos.
5. Valora las vivencias personales como punto de partida para la inclusión social
La escucha atenta y el reconocimiento de las experiencias de estudiantes pueden ser la base para una herramienta con potencial de impacto social. Ese fue el caso de “JENNI”, finalista de Solve for Tomorrow México, en 2024.
Inspirado en la experiencia de una integrante del equipo que utiliza prótesis, el proyecto lanzó una plataforma con orientaciones sobre el uso y cuidado de estos dispositivos. La aplicación funciona como un juego, donde los pacientes suben de nivel a medida que avanzan en su rehabilitación, lo que los motiva a persistir en su proceso.